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Transformación de los mercados: La pandemia y la demanda de hidrocarburos

Transformación de los mercados: La pandemia y la demanda de hidrocarburos

El consumo petrolero no recuperará los niveles de 2019, donde registró una demanda de alrededor de 100 MMbpd

Manuel Rodríguez

El reporte de Energy Outlook 2020, que recientemente publicó la compañía británica BP, nos ofrece tres posibles escenarios del desarrollo energético global hasta el año 2050; esto lo hace con base en los siguientes criterios.

La expansión de la pandemia causada por el Covid-19, aún en curso, por lo que no se puede calcular el impacto y saldo final sobre la economía y el sector energético; el mundo va por un camino insostenible y su presupuesto de carbono se está agotando; la transformación de los mercados de energía está enfocándose en las energías renovables; y la demanda de los hidrocarburos continuará en las próximas décadas, aunque cada vez será más cuestionada.

Bajo esta nueva dinámica, está cambiando la métrica para medir el grado de éxito de las grandes petroleras, que es la efectividad de la actividad de exploración para encontrar nuevas reservas; ahora viendo hacia futuro, están migrando de ser compañías dedicadas a explotar hidrocarburos a empresas integradas, enfocadas en la entrega de soluciones energéticas.

Bajo esta nueva visión estratégica, BP se ha planteado reducir su producción de petróleo y gas en un 40 por ciento durante la próxima década.

Entre las principales razones de este giro, podemos mencionar las presionan de los inversores sobre las empresas petrolera para que reconozcan el impacto financiero en sus operaciones por el calentamiento global; así como el creciente financiamiento a tasas competitivas de acciones en contra del cambio climático por parte de los bancos y los gobiernos; abriendo una brecha en el costo del capital, con tasas para las inversiones en hidrocarburos de hasta el 20 por ciento; mientras que para las energía renovables es de solo 5 por ciento.

Esta tendencia durante la pandemia ha tenido elementos catalizadores, como el trabajo a distancia desde los hogares, lo cual tendrá implicaciones a largo plazo en la movilidad basada en combustibles fósiles, y la fabricación masiva de autos eléctricos para los próximos años.

Sin embargo, esta transición hacía las energías renovables, ha presentado resistencia en las grandes empresas petroleras estadounidenses y sobre todo en empresas de propiedad estatal, que controlan la producción de más del 50 por ciento de la producción mundial, como el caso de Saudi Aramco, sobre la base de que el consumo se mantendrá por varias décadas y la demanda creciente de petroquímicos, lo que mantiene de manera firme sus inversiones;

Por lo tanto, la visión del sector energético y de manera particular de los hidrocarburos es aún misterio sin definir; sin embargo, lo que, si está muy claro, es que en los tres escenarios planteado en el Energy Outlook 2020, no se prevé el aumento de la demanda petrolera en un largo plazo.

En el escenario de transición rápida, proyecta que las emisiones de carbono caigan alrededor del 70 por ciento y la demanda de petróleo se ubique en 50 millones de barriles diario (MMbpd) en 2050; en el escenario Net Zero, las emisiones globales de carbono derivadas del uso de energía se reducirán en más del 95% y la demanda de hidrocarburos en 25 MMbpd para 2050; y el escenario Business-as-usual, donde no se registran cambios significativos, se calcula para 2050 una reducción de menos del 10 por ciento por debajo de los niveles de 2018; y la demanda de petróleo será de 90 MMbpd.

En esto, radica la principal enseñanza de la pandemia en materia energética: el consumo petrolero no recuperara los niveles de 2019, donde registró una demanda de alrededor de 100 MMbpd, que puede ser considerada como el punto máximo de consumo de toda la historia petrolera, que estaba proyectado que sucediera en 2030.

El principal activo de las petroleras, los hidrocarburos, se quedarán enterrados en el subsuelo por los efectos de la pandemia y otros elementos que han estado en juego desde antes, como el aumento del costo del capital y la transición energética.

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Rystad Energy en su infome anual, calculaba que se van a quedar sin extraerse, aproximadamente 282 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente; cantidad similar a las reservas comprobadas de Arabia Saudita.

Ante este panorama, México tiene una doble tarea, por un lado, intensificar la explotación de hidrocarburos usando todos los métodos tecnológicos; y por el otro, apresurar el paso en la transición energética hacia las energías renovables.

 

Diputado Federal

Presidente de la Comisión de Energía de la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión

www.manuelrodriguez.mx

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