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Planeación o Privatización en el sector eléctrico; Europa ejemplo a tomar en cuenta

Planeación o Privatización en el sector eléctrico; Europa ejemplo a tomar en cuenta

México tiene hoy, gracias a la Reforma Energética de Peña Nieto, un mercado eléctrico privatizado muy similar al que hoy está al borde del abismo en Europa. Sí, es triste pero así es, el sector eléctrico europeo está enfrentando una crisis sin precedentes por su pésima planeación y corre el riesgo de sufrir apagones durante enero y febrero.

¿Qué pasa en Europa? Veamos los acontecimientos; primero, Reino Unido y Holanda tienen que rescatar y nacionalizar a empresas privadas que comercializaban electricidad y gas que se fueron a la quiebra; segundo, Alemania utiliza enormes cantidades de carbón para generar electricidad cuando tiene el mayor parque de renovables del continente; tercero, el precio del MWh en toda Europa revienta por arriba de los 500 euros durante dos semanas, cuando normalmente es de 60 euros; cuarto, el gas natural supera los 50 euros por millón de BTUs, que por lo general se mantiene alrededor de los 12 dólares el millón de BTUs; quinto, se anuncian cortes eléctricos temporales para evitar el colapso de la red europea, situación que solo se ve en países subdesarrollados y; sexto, la industria eléctrointensiva anuncia cierre temporal de algunas de sus plantas y fábricas en Europa por el costo de la electricidad. En resumen, el sistema eléctrico de Europa entró en caos y se acerca peligrosamente al mayor riesgo que puede experimentar una red; el blackout total.

Pero, ¿cómo llegó Europa a esta absurda situación? Si bien existen varias componentes coyunturales que han exacerbado la crisis energética europea, las principales razones son el exceso de confianza en las soluciones tecnológicas “verdes” para la transición energética y el exceso de confianza en el libre mercado que, según sus promotores, debe resolver por arte de magia todos los desequilibrios gracias a la ley de la oferta y la demanda; jamás imaginaron estos sabios amigos que esa ley fuera tan violenta y tan cruel. Los consumidores europeos, en el momento más crítico del año (invierno) lo piensan dos veces antes de encender cualquier interruptor de electricidad ya que la tarifa doméstica ha llegado a tocar los 0.5 euros el kilowatt hora, es decir, uno 13 pesos el KWh, nunca antes visto.

La catastrófica historia comienza hace décadas; primero, Europa, en su urgencia por descarbonizar su sector eléctrico, fue convencida por la irracional narrativa climática, de que la generación eléctrica con viento y con sol lograría cubrir totalmente la demanda y; segundo, fue convencida por los egresados de Harvard, que la privatización del sector eléctrico traería precios más competitivos. Desgraciadamente ninguna de las dos condiciones se está cumpliendo por lo que Europa fue engañada.

Vayamos por partes, la quiebra de las empresas privadas comercializadoras de electricidad se debe a que en un mercado desregulado, es decir, privatizado, se puede dar preferencia a comprar electricidad el mismo día en el mercado spot, en vez de realizar contratos de largo plazo, y eso fue lo que estuvieron haciendo durante 2020 y 2021 las comercializadoras que hoy están quebradas, ya que por la pandemia y el paro de la actividad económica, los precios se habían mantenido excepcionalmente bajos en el mercado spot; comprar contratos de electricidad y gas con meses de adelanto no era tan rentable. Las empresas prefirieron especular en vez de garantizar el suministro a largo plazo, por lo que fueron sorprendidas cuando el precio del gas natural creo el caos en el sistema eléctrico y llevó a los precios en el mercado spot a niveles nunca antes vistos, más de 500 euros el MWh. Las comercializadoras quedaron atrapadas, por un lado, tenían pactados a largo plazo, precios fijos de venta con sus clientes, y que no podían modificar, por el otro, estaban comprando en el mercado spot a precios variables que subieron como la espuma, hasta llegar a ser 10 veces más caro de lo normal.

La desproporción entre el precio de compra y el precio de venta llevó rápidamente a las comercializadoras a la insolvencia. Por la quiebra de esas empresas los pequeños clientes residenciales y comerciales, como usted y como yo, quedaron en el total desamparo y fueron obligados a firmar nuevos contratos de electricidad 3 veces más caros con otras empresas privadas comercializadoras, los usuarios quedaron a merced de la carnicería despiadada del libre mercado tan recomendada por Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s, las mismas que nos ha puesto mala nota todo el tiempo.

El caso más sonado de quiebra fue el de la comercializadora Bulb que fue nacionalizada por el gobierno de Reino Unido con un costo de 2,300 millones de dólares, esa empresa había dejado sin contrato de energía eléctrica a alrededor de 1.7 millones de clientes. La mitad de las comercializadoras en Reino Unido se ha declarado en quiebra por esta situación. ¡Viva la privatización del sector eléctrico! Son unos genios. Cuando un sector eléctrico está privatizado nadie tiene la capacidad de maniobra como para responder ante desequilibrios como el que hoy vive Reino Unido y, al final, se socializan las pérdidas mientras que las ganancias se fueron a unos cuantos bolsillos. El rescate de las comercializadoras se va a cargar a cada cliente doméstico en Reino Unido, brillante, ¿no?

Ahora la situación en Alemania, que es ejemplo a nivel mundial por su apuesta por la transición energética a energías renovables. En ese país se está generando con centrales de carbón para evitar generar electricidad con gas natural debido a su excesivo precio (40 – 50 UDS/MMBTUs). Ese país a pesar de contar con un descomunal parque eléctrico de eólica y solar de 120 GW de potencia, que es del doble de su capacidad máxima de consumo de electricidad no alcanza para cubrir sus necesidades, por lo que son otras tecnologías las que tienen que intervenir para dar respaldo a la red, principalmente lo hacen con carbón y en menor medida con nuclear y gas natural.

Durante el mes de diciembre Alemania ha llegado a poner en marcha hasta 28,000 MW de potencia con centrales de carbón, por el bajo desempeño de la eólica, lo que evidencia el catastrófico fracaso de las renovables para satisfacer su demanda. La situación va a empeorar debido a que Alemania tiene previsto el cierre de 4,000 MW de potencia de 3 centrales nucleares el día 31 de diciembre 2021, ese si que será un feliz año nuevo 2022 para el carbón. Además, otras tres centrales nucleares con la misma potencia serán cerradas a finales de 2022. Seguramente esa pérdida de capacidad nuclear será un festín para la generación con carbón.

El tercer evento es el que tiene que ver con el precio de la electricidad en Europa. El precio reventó por los cielos debido a que prevalece un mercado privatizado en donde el precio lo fija la última tecnología que tiene que ser despachada a la red (mercado marginalista), y en el orden de mérito de despacho van primero las tecnologías más baratas y las más caras al final. El gas natural, al sufrir un encarecimiento brutal, se convirtió en la tecnología más cara que ahora fija el precio en un mercado marginalista y con ese precio más alto son pagadas el resto de las otras tecnologías como nuclear, carbón e inclusive, las renovables, a pesar de que su operación es más barata, así que el hecho de que las renovables sean más baratas no sirve de nada en un mercado marginalista, ya que son pagadas al precio más caro, encareciendo el mercado eléctrico, finalmente, un super negocio para las empresas generadoras con tecnología renovable, ese mismo fraude ocurre en México desde la Reforma Energética de 2013 de Peña Nieto.

Ahora, en el caso del precio del gas natural en Europa, se elevó de forma abrupta por varias razones; primero, porque también presentó movimientos especulativos (dignos en un mercado privatizado voraz), es así que se dio preferencia a compras de corto plazo en el mercado spot y no contratos de largo plazo; segundo, la parálisis de la logística en la comercialización de combustibles derivada de la pandemia; tercero, el conflicto geopolítico del gasoducto Nord Stream II que ya fue terminado pero que no ha sido certificado por Alemania; cuarto, un menor flujo de gas natural desde Rusia; quinto, un súbito incremento de la demanda mundial de gas por la recuperación económica mundial y; sexto, una rápida reducción de las reservas estratégicas y de inventarios comerciales en Europa. El precio TTF en la costa alemana llegó a superar los 50 dólares el millón de BTUs. La situación fue temporalmente resuelta gracias a que decenas de tanqueros de GNL de Estados Unidos y otras naciones fueron enviados en urgencia a Europa, más que por ayudar era para aprovechar el precio. Sin embargo, al invierno todavía le quedan varios meses y las cosas pueden empeorar.

Es importante señalar de paso que el desequilibrio en los mercados del gas natural de Europa y Asia ha dejado sin gas a Pakistán, a quien le han sido cancelados, sin previo aviso, varios envíos de GNL debido a lo atractivo del precio en esas dos regiones. Los grandes comercializadores privados de gas natural están desviando sus barcos en alta mar para dar preferencia al mejor postor, tal y como dicta el sacro santo libre mercado, tomando desprevenidos a países como Pakistán, que ya enfrenta revueltas callejeras y protestas porque no hay gas para uso doméstico. México debería poner atención a esta situación porque nuestro principal proveedor (Estados Unidos) está invirtiendo muy fuerte en exportación para los mercados de GNL, y eso nos puede encarecer fuerte el acceso a ese combustible.

Finalmente, ante lo grave de la situación de la crisis energética en Europa, las autoridades ya han advertido que es posible que durante los meses de enero y febrero de 2022 no pueda ser abastecido en su totalidad el mercado del gas natural, situación que pondría en riesgo la capacidad de generación eléctrica de las centrales de ciclo combinado y que afecta brutalmente a toda la industria europea. Los funcionarios han anunciado que es muy probable que los gestores de la red eléctrica tengan que recurrir a cortes y apagones de suministro a determinadas horas del día en algunas ciudades europeas. Esto quiere decir que, si la situación empeora, es probable que la población se quede sin electricidad por varias horas durante el día o la noche a temperaturas por debajo de cero grados, aberrante y vergonzosa situación para el continente más desarrollado del mundo. Han preferido abandonar la planeación de sus sectores eléctricos para darle preferencia al circo del libre mercado que hoy los tiene a unos milímetros de la era medieval. También los altos precios de la electricidad y del excesivo costo del gas natural han llevado a la industria pesada europea a realizar paros temporales de la producción, por lo que nuevamente la cadena de suministros de determinados productos críticos, como los fertilizantes, ya se advierte de un fuerte encarecimiento de los alimentos para 2022.

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Al privatizar su sector eléctrico Europa perdió cualquier capacidad de planear el crecimiento ordenado de su parque de generación y también abandonó la posibilidad de intervenir ante una emergencia; todo quedó en manos del libre mercado, de las empresas privadas especuladoras y de la voluntad del viento y del sol. Algunos especialistas han señalado, de forma cínica, que ahora lo que queda en Europa es rezar para que haya suficiente viento en invierno, porque sol, en esta época del año, no hay.

Europa está comenzando a experimentar algunas de las condiciones que llevaron a Texas al apagón total en febrero de 2021, cuando una helada paralizó y colapso el todo el sistema eléctrico ERCOT. En aquella ocasión una helada provocó el cierre de las operaciones petroleras por lo que el gas natural comenzó a escasear y rápidamente superó los 1,000 dólares el millón de BTUs en Texas, cuando normalmente cuesta 4 USD/MMBTU, lo que a su vez volvió inviable la generación con gas. Para empeorar la situación, las renovables se congelaron, las demás centrales tuvieron diversos problemas, el precio de la electricidad superó los 9,000 dólares por MWh en el sistema ERCOT. Vino el apagón total y la población de Texas regreso a la era medieval en un instante y se mantuvo así durante al menos una semana sufriendo temperaturas de -10 grados sin que el gobierno de Biden pudiera intervenir ya que se trata de un mercado privatizado en donde no hay una empresa estatal que pueda resolver la situación y asumir los costos.

Con la Reforma Energética de 2013 impulsada por el gobierno de Peña Nieto, que privatizó el sector eléctrico mexicano y que impulsó la instalación indiscriminada de renovables, México va en ruta de colisión hacia una situación similar a la que están experimentado en Europa y que ya vivió Texas. En los mercados eléctricos privatizados el gobierno no puede intervenir en situaciones de turbulencia porque existen reglas. Lo absurdo, al final del desastre, es que los gobiernos deben nacionalizar a las empresas quebradas y asumir las pérdidas porque se tiene que garantizar el suministro y los costos son trasladados a la población en general y eso es algo urgente que se debe evitar en México.

El gobierno de Peña Nieto prometió que la privatización de la electricidad en México y la entrada de las fuentes renovables harían mucho más barata la energía y, además, reemplazarían el uso de combustibles fósiles y eso no ha ocurrido, ni va a ocurrir. En diciembre de 2018, ya puesta en marcha la Reforma de Peña, surgió una oleada importante de protestas a nivel nacional por el abrupto incremento del precio de la electricidad en el sector comercial. Así que es falso que la privatización y las renovables vayan a abaratar el precio de la electricidad. Si la tarifa doméstica en México se mantiene baja es gracias al apoyo gubernamental que todavía existe y que no pudo eliminar la Reforma Energética de Peña. Sin embargo, el comercio sigue batallando con precios elevados gracias al mercado privatizado que hasta hoy prevalece.

Con la Reforma de Peña Nieto, el sector eléctrico mexicano quedó expuesto y frágil a los vaivenes de la volatilidad de los precios internacionales de los combustibles, situación muy similar que prevalece en el mercado eléctrico europeo que hoy está al borde del colapso. Es urgente tomar la experiencia europea y corregir las debilidades del sistema eléctrico mexicano que provocó la Reforma de Peña Nieto. Es necesario consolidar la seguridad energética de México pues la crisis energética que inició en Europa amenaza con golpear en todo el planeta. Lo que se puede observar al revisar detalladamente la reciente Reforma Eléctrica propuesta por el actual gobierno de López Obrador es que justamente pretende corregir todos los vacíos y debilidades que se crearon con la privatización del sector eléctrico mexicano.

Por Edgar Ocampo Téllez

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